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Por qué vivir en Londres cambió mi vida… ¡para siempre!

El día que escribo este post hace un año que publiqué mi novela “Mamá, me voy a Londres”, que es el libro al que más cariño tengo porque lleva un trocito de mi alma en sus páginas. En 2010 decidí irme a vivir a Londres y sí, esa decisión cambió mi vida por completo.

¿Quieres conocer la historia? Ponte cómoda, que te la cuento. 

Como le pasa a Josefina, la protagonista de mi novela, yo mantenía vivo en un rinconcito de mi corazón un sueño adolescente que se había quedado sin cumplir. Vivir en Londres, ¡por supuesto! Y una mañana de verano, al salir de un café de Madrid, una voz interna me lo dijo a mí misma con toda claridad: “Me voy a Londres”.

Yo sabía que algo muy importante me esperaba allí.

Llevaba nueve años viviendo de alquiler, sola, en un minúsculo apartamento del barrio madrileño de Chueca del que había querido irme muchas veces. Pero, por alguna razón, me daba miedo alejarme. Seguramente porque estaba muy cerca de la casa de mis padres y me sentía culpable solo de pensar en dejarlos solos a ellos, que habían perdido a mi hermano pequeño por un cáncer de huesos.

De repente, aquella mañana, el miedo se transformó en alegría. En cuestión de semanas vendí mis muebles, metí los libros en cajas, regalé trastos y me quedé con cuatro cosas.

Una española en Londres: de Madrid a Notting Hill

Y como el entusiasmo abre las puertas a la magia, me pasó algo tan increíble como que conocí a una chica que era modelo, cantante y actriz y quiso compartir conmigo su casa de Notting Hill… Pero luego decidió irse a Brighton y me dejó las llaves del piso para que disfrutara gratis del tiempo que quedaba con el alquiler pagado. ¿Te imaginas mi subidón?

Claro que luego llegó el otoño y las cosas ya no eran tan bonitas. Se hacía de noche a las tres de la tarde, tuve que dejar aquella casa y compartir piso en Ealing (a las afueras de Londres) con una señora un poco loca. Volví a Madrid por Navidad, y tuve suerte porque cayeron tales nevadas que los aeropuertos estuvieron varios días cerrados. El día 6 de enero, tan especial para nosotros los españoles, tenía el vuelo de regreso a Londres. Era una tarde gris y fría y me costó mucho levantarme de la mesa y decir adiós otra vez a mi familia, para regresar a mi vida paralela en Londres que no sabía muy bien qué camino estaba tomando.

El sueño de vivir en Londres

Sin embargo, al volver de nuevo a Londres brotaron otra vez las ganas de vivir la aventura y de encontrar “algo”, de toparme con “eso” que yo sabía que me esperaba en aquella ciudad. Sí, aún quería vivir en Londres aunque no fuera fácil. 

Y aunque nunca había compartido piso, una amiga me convenció para irme a vivir a Islington, un barrio céntrico y muy animado, en una casa donde vivían cinco personas. Fue todo un acierto porque

allí encontré a mi “familia” inglesa y comencé a encontrar mi lugar en la ciudad. Pasó un verano que no parecía verano y … empecé a plantearme regresar a España. Me parecía demasiado duro pasar por otro invierno inglés, compartiendo piso y sin haber encontrado “aquello” que yo buscaba… ¿Tal vez vivir en Londres nunca llegaría a ser tan bonito como en mis sueños?

Vuelta a Madrid, ¿y fin de la aventura?

En otoño de 2011, un año después de marcharme, regresé a Madrid. A casa de mis padres. Con 39 años y sin trabajo. Por suerte, pronto me ofrecieron escribir una página web llamada Consejos de Amor y me centré en ese proyecto. Me vino bien, porque me sentía bastante desubicada. No estaba ni en Madrid ni en Londres. No quería mi vieja vida en España, pero la de Londres me había resultado apabullante.

Meses después de volver a Madrid, empecé a escribir un blog hablando de mis experiencias en Inglaterra. Lo compartí en un grupo de Facebook para españoles viviendo en Londres y, un día, un chico llamado Ángel me escribió. Era un ingeniero gaditano que, al quedarse sin trabajo, había emigrado a Londres después de que yo volviera. Trabajaba de camarero en Fortnum & Mason y era muy feliz allí. Lo que vi en la mirada de su foto de perfil, donde posaba frente al Tower Bridge, me cautivó. Y empezamos a escribirnos mensajes y a llamarnos por teléfono. 

La ilusión que me llevó de vuelta a Londres

Cuando llegó el verano de 2013, mis antiguos caseros me dejaron las llaves de su casa de Londres mientras pasaban las vacaciones en París. ¡Al fin iba a conocer en persona a aquel chico! Resultó que me esperaba en el aeropuerto con un regalo por mi reciente cumpleaños y un ramo de flores…

No fue un flechazo. ¡Fue mejor! A la media hora me di cuenta de que a su lado me sentía como en casa. Tan solo unos meses después, la vida movió las piezas de tal manera que nos vimos viviendo juntos en su casa de Sevilla y esperando la llegada de lo mejor que nos ha pasado: nuestra hija Mar.

Y así fue cómo me marché a Londres para cambiar mi vida y lo logré. Solo que no ocurrió exactamente cómo ni cuándo yo pensaba. La vida da extrañas y fascinantes vueltas. Y cuando elegimos agarramos a ella y aceptamos que nos suba y nos baje, nos maree y nos guíe, en lugar de quedarnos en el suelo atenazados por el miedo, ocurren cosas maravillosas.

“Mamá, me voy a Londres”, una novela inspirada por un sueño

Por eso quise contarlas en una novela. La historia de Josefina no es exactamente la mía. Me inventé muchas cosas, les di la vuelta a otras, transformé caras, nombres, situaciones, añadí aquí, corté allá… Y de ese modo logré atrapar el espíritu de mi aventura londinense, que en esencia es el mismo que late en el corazón de tantas otras españolas que se marcharon a vivir a Londres. O de cualquier  mujer que alguna vez soñó con que una vida mejor la esperaba en otro país. 

Mi gran recompensa es leer los mensajes y las reseñas que las lectoras han dedicado a mi libro para expresar lo mucho que les ha gustado la novela. Como escritora, no podría sentirme más agradecida.

Y antes de despedirme te recuerdo que si tú también sueñas con plasmar tus sentimientos y anhelos en un libro, pero no sabes cómo arrancar o darle forma, puedo ayudarte ofreciéndote sesiones de estrategia o una mentoría personalizada (por ahora, solo para libros de no ficción). ¿Te imaginas acariciando tu propio libro?

 

¿Alguna vez has soñado con una vida mejor a miles de kilómetros de la tuya? 

 

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