10 ejercicios de escritura terapéutica para sentirte mejor
Para mi sorpresa, hace poco una amiga me dijo que cada día le costaba más escribir a mano. Lo curioso es que ella es, como yo, licenciada en Periodismo y se dedica a la comunicación desde hace un porrón de años. O sea, que escribe todo el rato… pero solo con un teclado.
Me quedé pensando que, si a ella le cuesta escribir a mano siendo de mi generación (o sea, de los que conocimos los teléfonos de rosca, las máquinas de escribir y el papel carbón… Aunque también los inicios de internet, todo hay que decirlo), deben de ser legión los que prácticamente han olvidado cómo hacerlo. Y es una lástima, porque utilizar la mano para escribir nos permite practicar la escritura terapéutica, que es muy sanadora y beneficiosa.
De eso estoy segura, porque lo he experimentado a lo largo de muchos años. Soy una loca de los cuadernos. Me atraen como un imán. Veo uno y me imagino llenándolo de pensamientos, historias, listas, ideas, proyectos, recuerdos… Lo que sea. Me gustan hasta los cuadernos baratos de los chinos.
4 grandes beneficios de escribir a mano
Sí, escribir a mano es terapéutico. Pero si mi experiencia no te convence, déjame contarte que hay muchos estudios científicos que hablan de los maravillosos efectos positivos de escribir a mano.
- Para empezar, mejora el aprendizaje y la memoria, porque mientras escribes a mano tu cerebro aumenta su actividad neuronal al concentrarse en asimilar la información, ordenar las ideas y fijarlas en tu cabecita.
- Además, el mero hecho de fijar la atención en lo que vas a escribir activa tu imaginación y tu pensamiento creativo, te conecta con tu corazón y te ayuda a serenarte.
- Otro grandísimo beneficio de la escritura manual es que el acto físico de dedicarte a manejar el bolígrafo sin hacer nada más te permite enfocarte en una sola cosa: la que estás haciendo en ese momento. Algo cada vez más difícil gracias a nuestros queridos teléfonos móviles y su portentoso derroche de botoncitos mágicos.
- Y, por supuesto, es una maravillosa herramienta para conectar contigo misma. Escribir te ayuda muchísimo a identificar tus emociones, aclarar las ideas, comprender tus propios sentimientos y expresarlos. Es un tipo de comunicación pausada, reveladora y sanadora con la persona que te acompañará todos los días de tu vida: tú misma.
La escritura terapéutica no es cuestión de talento
Tal vez pienses que eso de escribir a mano no es para ti. Que te encanta leer, pero no te imaginas escribiendo un libro y además nunca lograrías expresarte tan bien como tus autores favoritos. Y es muy probable. Pero es que no hablamos de convertirte en escritora profesional, sino de usar la escritura como una herramienta para sentirte mejor.
En otras palabras: no necesitas tener «talento literario». No tienes que cumplir ningún objetivo ni hacerlo «bien». De hecho,lo primero que debes hacer es olvidarte del perfeccionismo y del miedo al rechazo. Si no, lo único que lograrás será bloquearte, porque el juez interno que todos llevamos dentro te frenará con sus críticas y sus exigencias. Hablamos de escritura terapéutica, no de ganar premios literarios.
Para escribir acerca de tus sentimientos tan solo necesitas concederte un poco de tiempo y espacio para pasar un rato en compañía de tu mundo interior. Ah, y un boli que pinte. Es irritante cuando se acaba la tinta en medio de una frase.
Por qué escribir a mano te ayuda a sentirte mejor
Y sin embargo… ¡qué difícil resulta en ocasiones empezar a escribir! Seguro que más de una vez te has propuesto pasar un rato a solas con tu cuaderno, pero has encontrado mil excusas o distracciones. De repente has decidido ordenar ese armario que llevaba años en el caos o resulta que tu muro de Facebook se ha puesto más interesante que nunca.
Ocurre porque esa hoja vacía, carente de distracciones, despierta nuestras resistencias. Tú sabes que si escribes lo que realmente piensas y sientes, la página actuará como un espejo. Es normal que tengas miedo a expresar algo perturbador que quede reflejado para siempre. Miedo a dañar a alguien con tus palabras. Miedo a extraer de tu interior una herida abierta o un sentimiento incómodo, doloroso, molesto.
Miedo, miedo, miedo…
Pero recuerda: escribes para ti. Nadie más tiene que leerlo. Puedes romper la página. Puedes quemarla. Puedes hacer lo que quieras.
Eso sí, para utilizar la escritura como terapia, es fundamental que te permitas ser sincera. Recuerda: el objetivo no es escribir a la perfección, deslumbrar a los demás ni ganar un concurso literario. Es expresar sentimientos, sincerarte contigo misma, comunicarte con otra persona o dejar salir de tu interior emociones poderosas como la rabia, la tristeza o incluso la alegría (que también reprimimos con asombrosa frecuencia).
No te servirá de nada escribir si te autocensuras o no te permites expresar sentimientos que consideras inadecuados. Precisamente, la escritura manual es un proceso de catarsis, una forma de dar rienda suelta a todas esas palabras y emociones no expresadas. Por eso, si en algún momento temes escribir algo que podría herir a otras personas, conviene que conviertas el proceso de escribir en un ejercicio íntimo que te guardas para ti sola.
Tú también puedes escribir para sanar
Una vez vencida la resistencia inicial, descubrirás que sumergirte en la escritura puede ser tan placentero como lanzarte al mar un día de verano asfixiante. ¡El bolígrafo volando libre sobre el papel es capaz de hacer magia!
Verás que te abstraes de la rutina, te olvidas de las obligaciones o la máscara (simbólica o tristemente real…) que todos nos ponemos para relacionarnos en sociedad. Sentirás que conectas con tu parte más íntima: los sentimientos y las emociones, los anhelos y los temores que tantas veces te cuesta identificar o que escondes bajo las rutinas.
Al dejarte llevar por la palabra escrita, comprobarás que la escritura se convierte en una catarsis que libera todas esas palabras reprimidas. Y así es como lograrás expresar la pena y el dolor sin miedo al juicio ajeno, decir las palabras que una vez quedaron enquistadas a causa del miedo, salir de dudas, tomar decisiones, encontrar soluciones a los problemas o calmar la ansiedad que bulle en una mente donde los pensamientos se han convertido en una madeja de nudos.
10 ejercicios sencillos y eficaces de escritura terapéutica
Si has participado en un curso o taller de crecimiento personal, o bien acudes a terapia con un psicólogo o coach, ya sabrás que parte del trabajo consiste en escribir acerca de tu propia vida. No te lo saltes, porque es el paso mágico que te permite pasar de la teoría a la práctica. Es como un filtro por el que conviertes la teoría general en un relato que habla exclusivamente de ti.
También son muchos los libros de autoayuda que incluyen ejercicios escritos o incluso se complementan con un cuaderno de trabajo. Es una estupenda forma de empezar a practicar la escritura como terapia. Yo particularmente siento debilidad por los libros de Julia Cameron. Uno de los más subrayados en mi biblioteca (está lleno de buenos consejos y ejercicios inspiradores) se titula El camino del escritor y asegura que «Escribir nos convierte en dueños de nuestro mundo». Sugerente, ¿no?
Otra posibilidad es escribir libremente, siguiendo tu intuición para saber qué necesitas abordar en cada momento.
Si prefieres seguir unas pautas, aquí te propongo 10 ejercicios sencillos de escritura terapéutica. Solo necesitas un cuaderno y unos minutos de paz. Puedes convertir la escritura en un ritual (encendiendo una vela o buscando un lugar especial donde sentarte a escribir) o puedes ser espontánea y dejar fluir las ideas cuando surjan. Lo importante es que lo hagas.
¿Qué sientes ahora?
Sí, ahora mismo. Es una manera perfecta de arrancar a escribir a mano y experimentar los beneficios. Si no sabes lo que sientes, cosa muy probable al principio, escribe «No sé lo que siento». Y sigue… Inténtalo durante, al menos, 5 minutos, aunque mejor si son 20. Verás que cada vez fluye con más facilidad.
Las páginas matutinas
Este es un ejercicio concebido por Julia Cameron, la autora que te he recomendado unas líneas más arriba, y que es una de las claves de su maravilloso libro El camino del artista. La propuesta es sencilla: escribe cada mañana al despertar tres páginas en un cuaderno. Sin pensar, sin ordenar, sin releer, sin corregir. Solo deja que el bolígrafo saque fuera los pensamientos. Lo practiqué durante años y debo decir que empezaba el día mucho más relajada. Aunque, en mi opinión, es igual de efectivo si lo haces a mediodía, por la noche o en el momento que más te convenga.
Un mensaje para ti misma
Las mujeres solemos estar muy acostumbradas a criticarnos con una dureza desoladora. ¿Qué tal si en vez de examinarte ante el espejo como si fueras la jefa del tribunal de oposiciones, te dejas un post it con una frase de cariño, aliento o reconocimiento hacia tu única e irrepetible persona? Eso sí, no olvides leerlo.
Un diario
Sí, el clásico diario en el que hablas de tu vida y, como no lo lee nadie, te expresas con absoluta libertad. Aunque tengan un candado que no cierra (todavía guardo uno así de cuando tenía 16 años).
Una carta
Ah, el viejo arte de escribir cartas. Puedes escribírsela a una persona a la que guardas rencor y con la que no puedes hablar porque está muerta, porque rompiste con ella, porque no quiere volver a verte o no te atreves a encararla. Por escrito puedes decirle todo lo que deseas. Expresar tu enfado, decirle lo que realmente piensas de ella, pedirle perdón, etc. También puede ser una carta a tu niña interior, a tus padres o a esa ex pareja a quien nunca le dijiste qué cosas te herían. Al terminar, piensa: ¿Sientes la necesidad de enviarla? ¿Prefieres quemarla y liberarte definitivamente de esas energías?
Los pros y los contras
Escribir también es un método excelente para resolver dudas. Si estás atrapada en una encrucijada, sin saber qué camino tomar, puedes escribir la típica lista en dos columnas de pros y contras. De ese modo las sacas de tu cabeza y con ellas la ansiedad que te producen y que no te permite ver con claridad. El dilema se vuelve tangible y más manejable. ¿Ganan las ventajas o los inconvenientes? ¿En qué columna se sitúan los mayores beneficios? ¿Tu intuición te grita que no tomes una decisión aunque aparentemente sea la más lógica y sensata?
¡Tus sueños!
Resulta muy liberador escribir para cerrar puertas y abrir nuevas ventanas. Por ejemplo, haz una lista con todo aquello que no quieres tener más en tu vida. Luego rómpela, ráyala, pisotéala o tírala al vater. Y escribe otra con lo que sí deseas invitar a tu vida a partir de hoy mismo. Es muy posible que empieces a escribir con miedo («Esto no lo puedo tener», «Aquello es demasiado caro», «Lo de más allá suena imposible») pero… ¡déjate llevar! ¡Hazlo como un juego! Imagina que se te ha presentado un hada madrina como las de las películas y te concede tus deseos. Es posible que cuando releas la lista al cabo de unos meses o años te sorprendas al darte cuenta de que has logrado muchas de las cosas que te parecían imposibles.
Tus proyectos vitales
Mantén el espíritu del ejercicio anterior y añádele un cuarto de razón, un puñado de sensatez y una pizca de osadía. Ahora, traza tus objetivos vitales. ¿Qué quieres conseguir en la vida dentro de 3 meses, 1 año, 5 años, 20 años? Esto te permite crear tu propio mapa, basado en tus deseos y necesidades. Nadie te asegura que se van a cumplir (además, sería un poco aburrido, ¿no?) pero sí tendrás una hoja de ruta en lugar de andar caminando a la deriva.
Un relato de ficción
Tal vez quieras animarte a crear un cuento o un relato y transformar tus experiencias en historias ficticias. Al hacerlo, muchos recuerdos o creencias que viven arraigados en el subconsciente se desprenden de él y se convierten en personajes o elementos de la trama que de ese modo se expresan diciendo claramente lo que necesitan decir. No te preocupes mucho por la calidad literaria si quieres que la historia fluya (salvo que de verdad quieras presentarte a un concurso de relatos. En ese caso, sí deberías preocuparte mucho).
Frases de agradecimiento
Dicen que la gratitud es la llave mágica que atrae más bendiciones a nuestra vida. Al dar las gracias por lo bueno que ya tienes en tu día a día, abres las puertas para recibir más. Esto se puede hacer por escrito llevando un diario de agradecimientos. Basta con tenerlo en la mesilla y escribir, al final del día, tres cosas por las que te sientes agradecida hoy. Aunque haya otras que sean una mierda. Lo importante es dejar de poner el foco solo en lo que te hace sentir fatal.
Me encanta escribir en mi diario de vez en cuando, listas de tareas por hacer, objetivos mensuales y anuales, anotar frases inspiradoras…
Es verdad lo que comentas en tu artículo (que por cierto, me ha gustado mucho) pero la gente ya no escribe nada a mano. He estado dando clases de español a los hijos de mi jefa y están acostumbrados a hacer todas las anotaciones en el ordenador 😅 Ojalá no perdamos l costumbre de escribir y apreciar las notas hechas a mano.
Te mando un abrazo fuerte
Pues sí, es una pena… Escribir en el ordenador está muy bien (por supuesto, yo escribo los libros así y no me imagino el esfuerzo tan grande que tenía que ser antiguamente escribirlos a mano, con pluma, sin luz eléctrica), pero es un proceso diferente. Gracias por tus comentarios y enhorabuena por tu precioso blog!
Si a todo eso le añades escribir con pluma estilográfica, el placer se multiplica…
¡Seguro que sí! Yo no puedo darme el gusto porque soy zurda y lo emborrono todo, pero la verdad es que el trazo de la pluma es único…
Hola… Yo no habia escuchado sobre los beneficios de la escritura terapeutica. Hace un mes por el solo hecho de electricidad esta página empecé a hacerlo y me eh desahogado tanto
Me alegro mucho, Lorena. Escribir es una gran terapia!